En tu huerta soñabas con la alborada, antes de que te truncaran las alas. Tus restos se hallan entre Víznar y Alfacar por esa vil hazaña. Cada alma que llora tu pérdida baladas de vida engendra. Con la mirada arrollada por quienes desconocen la magnitud de sus actos, lloro tu precoz ausencia, como la de otras tantas vidas que a ti se aferran. Dejas constancia de tan gran infamia ante la sangre que desgrana cada rosa que empapa.